sábado, 12 de noviembre de 2011

Tal vez no quiera dibujar.


El mundo debería de ser como un bloc de notas.
Repleto de hojas en blanco, de días para vivir, historias para escribir, momentos que dibujar.


Sí, sin duda todos deberíamos de nacer con nuestro cuaderno limpio para empezar a trazarlo, para arrancar las hojas, para seleccionar nuestros bocetos y crear nuestros dibujos.
Así, todos seríamos artistas de un mundo que sería, sin lugar a dudas, una gran obra de arte diversa y cromada.

Sin embargo, cuando llegamos a aquí, dispuestos a grabar nuestro trazado, nos encontramos que un lugar de blog tenemos una libreta, que además, es de tamaño cuartilla dejándonos únicamente representar la mitad de nuestro trabajo, y que, para colmo, tiene cuadrícula.
Y la sociedad nos pide que llevemos a cabo nuestro proyecto. Que seamos "alguien". Que sigamos siendo el artista, y que creemos la obra, pero que lo hagamos en su cuadrícula perfectamente marcada.

Un límite. Perfila un margen. Levanta su muro. Ensucia tu papel.
A veces me pregunto si realmente vale la pena otorgarle, desinteresadamente, al mundo los pequeños matices de mi paleta. Enriquecerlo o dejarlo continuar...
A fin de cuentas, él seguirá imponiendo sus férreos moldes a todos y cada uno de los miles de millones de artistas que vendrán detrás de mí. Tiene toda la etrnidad para finalizar una obra de arte. Y descubrirá grandes talentos. Y perderá otros muchos.


Yo prefiero ser bohemia. Mi obra requiere libertad. Solamente será contemplada por aquellos capaces borrar la cuadricula, y de ver más allá de la estructura de líneas rectilíneas que restringe nuestros movimientos.

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